Si quieres mejorar tu velocidad, tienes que trabajar la técnica y la coordinación. Tienes que considerar cuidadosamente cuánta potencia puedes producir, así como durante cuánto tiempo puedes mantenerla. Los entrenamientos de velocidad son una excelente manera de realizar una ráfaga rápida de actividad. Son especialmente eficaces fuera de temporada, ya que puedes incluirlos en tu agenda fácilmente. La especificidad es clave para mejorar la velocidad. Debes entrenar tus debilidades, pero también concentrarte en mejorar tus fortalezas. Mejorar tu forma es esencial para generar más potencia con tus piernas.
En este artículo se examinarán algunas técnicas útiles para convertirse en un velocista más rápido. Los mejores velocistas han dominado el arte de ponerse de pie y bajarse del sillín al correr. Esto les da más apalancamiento para acelerar. Todo esto se hace manteniendo la espalda lo más plana posible, lo que se analizará a continuación. Es de vital importancia mantener los codos doblados para ayudarle a moverse con la bicicleta y evitar elevarse demasiado sobre ella. Recuerde siempre mirar hacia arriba y tener un objetivo a la vista para saber hacia dónde se dirige sin distraerse en medio del caos que lo rodea.
Bajar, bajar, bajar, bajar
Para aumentar la velocidad, es importante que la cabeza esté más baja que el cuerpo para vencer al viento y reducir la resistencia. Puedes tener las piernas más potentes del mundo para correr, pero no te servirá de nada si tu espalda actúa creando una resistencia innecesaria al viento. La configuración de la parte delantera de tu bicicleta puede ayudarte con esto. Los velocistas optan por una configuración de la parte delantera larga y baja para ayudarlos con sus repentinas ráfagas de velocidad. Esta técnica requiere práctica y suficiente preparación. Es probable que te lastimes si intentas hacer demasiado y demasiado rápido. Intenta que el sillín roce los lados de tus muslos durante el sprint y mantén los codos hacia adentro para aumentar la eficiencia aerodinámica. La posición de sprint no es la más efectiva para recorridos más largos. Guárdala para intervalos cortos.
Haz el cambio
Mientras te preparas para el sprint, debes cambiar a marchas más duras mientras estás sentado. Esto te ayudará a generar más potencia cuando te pongas de pie. Si estás corriendo a toda velocidad, es posible que notes que tu cadencia se está volviendo demasiado rápida y que tu potencia de salida se está estabilizando. Para seguir acelerando, asegúrate de seguir cambiando a marchas más duras. Si estás cambiando mientras estás en medio del sprint, asegúrate de que tus marchas estén en óptimas condiciones y de que tengas una cadena nueva en tu bicicleta para evitar sorpresas durante el ataque máximo. Considera invertir en una palanca de cambios para sprint que te permitirá maximizar tu agarre y control durante el sprint.
No odies, acelera
La aceleración es la clave fundamental para un sprint exitoso. La capacidad de acelerar a altas cadencias es una habilidad que se puede desarrollar. Y no se trata de la potencia que puedes producir, sino más bien de la cadencia a la que puedes producirla. Una vez que alcanzas la velocidad rápidamente, es importante mantenerla en el camino hacia tu velocidad máxima. Esto es una combinación de tu forma, cadencia, fuerza y aerodinámica. Es difícil mantener el impulso para siempre, pero con el entrenamiento puedes mejorar tu resistencia a la fatiga, que es la capacidad de resistir una disminución de la potencia con el tiempo al esprintar en comparación con tu Pmax (potencia máxima de salida para al menos una revolución de la biela).
El sprint es una habilidad que lleva tiempo dominar, al igual que todos los demás aspectos del ciclismo. Mantén la cabeza baja, la espalda recta y recuerda que para llegar primero, primero debes llegar tú. Reserva algo para el final de la carrera.